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IMPORTANTE, LO DE HOY ES LARGO , pero bastante personal.
No es el mismo post de ayer pero comparte cosas y para el,próximo día la importancia de las líneas y las sombras.
Empezamos.
Hacer ejercicio te hará sentir débil. Leer te hará sentir ignorante. Invertir en ti te hará sentir pobre.
Pero esa es exactamente la señal de que lo estás haciendo bien.
Voy a ser claro: lo bueno duele antes de recompensar.
El ejercicio no te hace sentir como un superhéroe el primer día. Te destroza.
Leer no te convierte en un sabio automáticamente. Primero te demuestra todo lo que no sabes.
Y cuando inviertes en ti, ya sea tiempo, dinero o esfuerzo, parece que estás perdiendo. Hasta que un día te das cuenta de que es la mejor inversión que podrías haber hecho.
¿Quieres ser fuerte? Primero, te sentirás débil.
¿Quieres ser más sabio? Primero, te sentirás ignorante.
¿Quieres ser más rico? Primero, te sentirás pobre.
Así funcionan las cosas que realmente importan. Duelen antes de dar frutos.
La pregunta no es si merece la pena. Eso ya lo sabes. La pregunta es:
¿Estás dispuesto a pagar el precio?
Porque si lo estás, te prometo que lo que hay al otro lado vale cada gota de sudor, cada céntimo y cada minuto.
¿Cómo encontré la luz al final del túnel?
Con una linterna.
Pero no con la del iPhone, esa que todo el mundo presume de tener. No.
Con una linterna mucho más rudimentaria, más fea y mucho menos lujosa.
Porque, amigos, después de años de comodidad y productividad, llegó la hostia cósmica.
Tenía todo planeado:
• Planes de viajes, tanto de trabajo como de placer.
• Mi futuro coche (un Mazda CX 60, precioso, lo veía ya en mi garaje).
• Una agenda cargada de tareas, con la facturación estimada en 120.000 € para final de año.
Y de repente, todo a tomar por culo.
La DANA llegó, y con ella, los sueños y los planes se fueron río abajo. Literalmente.
Facturas, coches, proyectos, todos esos sueños ahora forman parte de una muralla china de barro y basura.
¿Qué hacer cuando todo lo que planeaste desaparece?
Al principio, quise tirar la toalla. Lo admito.
Solo quería ayudar a los demás, pero no tenía fuerzas ni para ayudarme a mí mismo.
Hasta que recordé algo que siempre digo (y esta vez me lo apliqué):
Tómate un tiempo para desahogarte.
Me tomé un par de horas para gritar, maldecir y llorar si hacía falta.
Y luego, como dicen, tras la tormenta llegó la calma.
Gracias a eso, y a un cambio de mentalidad, ahora estoy viendo esa famosa luz al final del túnel. Aunque, entre nosotros, qué túnel más cabrón. Qué largo se hace.
¿Cómo sigo adelante después de todo esto?
Tenía dos opciones:
1. La opción fácil:
Irme una temporada larga a Berlín a trabajar con mi jefa Tanja en Per4Store. Hubiera sido lo más cómodo, pero también lo más difícil a nivel personal.
2. La opción difícil (y la que elegí):
Tragarme el orgullo y aceptar que necesitaba un segundo trabajo.
Así que aquí estamos. Mi mujer, mi hijo y yo, trabajando juntos para cubrir el hueco económico que dejó esta tormenta (y más).
Gracias a Álex y al Primo, ahora trabajamos como vigilantes en universidades privadas.
Sí, de vigilantes.
Imaginad pasar de un horario cómodo, con tiempo para ir al gym y viajar, a esto:
Nos levantamos a las 6:30 los siete días de la semana.
Repartimos a cada uno en su lugar de trabajo (porque ahora solo tenemos un coche).
Por la tarde, sigo tatuando en el estudio.
Incluso los domingos.
¿Solo lo hago por cubrir las facturas?
No.
Lo he puesto todo en el asador.
Porque quiero recuperar lo perdido, pero también quiero generar más.
Cuánto tiempo durará esto, no lo sé.
Lo que sí sé es que lo voy a conseguir.
Y, de paso, estoy aprendiendo más que nunca.
Más historias. Más anécdotas. Más lecciones para ese libro que algún día escribiré.
Porque si algo he aprendido es esto:
La vida no se para porque tú tengas un plan.
Pero tú tampoco te paras porque la vida te joda ese plan.
Nos leemos en el próximo post, donde te contaré sobre la importancia de camuflar las líneas.
Quien quiere un aguacate ?
