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Muy buenas para casi todos…
Y muy malas para la tonta del día.
Y lo siento si suena mal,
pero no puedo no contar esto.
Solo voy a subir un par de fotos de lo ocurrido,
porque una imagen vale más que mil palabras…
sobre todo con este caso.
Omito nombre de la clienta y del estudio.
La historia es así:
Va a un estudio “de renombre” y pide un diseño fino y elegante.
Le cobran 150€.
Se lo hace una aprendiz.
Pero no le avisan de que es una aprendiz.
¿El resultado?
Una chapuza.
LITERAL.
BRUTAL.
MASIVA.
Hay niveles, bro.
¿Y qué hace ella?
Cuatro días después aparece en mi estudio,
casi llorando y visiblemente afectada,
pidiéndome por favor que se lo arregle.
Le digo que tiene solución.
Que se lo dejaré perfecto.
Y que, por verla así, le haré un precio súper especial.
Precio real: 350€
Se lo dejo en 250€.
La chica es joven y parece al borde del colapso mental.
No exagero.
Pero le explico:
hay que esperar mínimo 3 semanas para poder meterle mano…
al brazo.
Aunque luego me doy cuenta de que quizá
lo que necesita es que le metan mano al cerebro
y le conecten los fusibles.
¿Cuál fue su respuesta?
“Ufff… pues igual no. No me llega.”
Efectivamente, no te llega.
Pero el riego al coco.
Ahí tienes tu recompensa:
a llorar a la llorería.
Corto y cambio.
PD:
Si NO tienes dinero para caprichos…
no te encapriches y espera.
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